sábado, 12 de marzo de 2011

La verdadera campaña

En términos prácticos, de que vale que una opinión sea escuchada, si no va a ser ejercida. A propósito de la campaña pro PPK en redes sociales: El Perú no está en Facebook o Twitter.

PPK me da la impresión de ser el candidato más profesional, culto, y, hasta ahora, honesto del grupo; no es tan difícil serlo, en realidad.

Toledo sigue apostando por el populismo forzado, actuando como el mejor amigo de los pobres, los desplazados, los marginados, los cholos; cuando no sólo es evidente su manipulación y oportunismo, sino también su torpeza política al contradecirse cada vez que abre la boca. Su discurso repite en su experiencia de superación personal y logros en el campo académico, económico y social en Europa y Estados Unidos; pero sus acciones demuestran una predilección por las prácticas más criollas e improvisadas de la tradición política nacional. Hoy, es el candidato con mayor probabilidad real de ganar.

Keiko es sólo la hija de su padre. Su posición como candidata demuestra más una obligación familiar que una decisión personal: La búsqueda incansable de la reivindicación de un hombre y la explotación de la mística de un apellido. No es un partido político: Es una organización al servicio de una dinastía, porque si no fuera ella, sería su hermano o su tío. Es una misión mesiánica, no una propuesta de gobierno real.

Oh, cómo han caído los grandes…, por lo menos los grandes por 15 minutos. Hace solo cinco años Humala representaba la amenaza más grande para el desarrollo del país, tanto así, que tuvo que formarse un eje todos contra uno (uno, más padre, madre y hermano). Hoy, es el capítulo más aburrido de la Familia Ingalls. ¿Dónde está el cobrizo radical que construiría el regreso dorado del Tahuantinsuyo sobre los huesos de homosexuales y blancos de San Isidro? Así como el video mató a la radio, el terno mató al polo rojo. Aún así, sigue representando el resultado más oscuro para el país.

Normalmente, pienso que si el trabajo se demuestra con obras, las obras demuestran al hombre; pero hay ocasiones en las que el discurso del hombre opaca a las obras. Castañeda es simplemente el candidato que me genera mayor incertidumbre; sus intenciones no son transparentes y su discurso refleja la maña de alguien que aprende política viendo MagalyTV y El Especial del Humor.

Y los demás (“mi Bart, mi Lisa, mi Marge…”); los demás se quedarán esta vez como “los demás”.

Ellos son. PPK es harina de otro saco, no hay duda; pero de un saco de harina premium importada que no ha salido a venderse a granel, o con un dos por uno o una yapa; y si lo ha hecho, ha sido muy tarde. PPK no necesitaba convencerme por Facebook; me tenía con el “hola”. PPK necesitaba convencer a los millones que no tienen idea de qué es Facebook.

La iniciativa de apoyar al candidato más profesional, culto y honesto me parece inspiradora y en principio, sensata; pero la capacidad de respaldar las ideas y ofrecimientos con probabilidades reales de cumplimiento es finalmente determinante: Capacidad de convocatoria. PPK no lo ha logrado.

Esta situación de escoger al mal menor no se arma ni se desarma en unos meses de campaña electoral, sino en años de desinterés, desprecio e ignorancia; del desinterés, desprecio e ignorancia de todos.

Aquellos que aún quieren que PPK llegue a ser presidente, demuestren su compromiso haciendo campaña para el 2016: Comprendan por qué hay gente que ahora va a votar ahora por Humala, Keiko, Toledo y Castañeda; hablen con ellos; respeten sus opiniones y reten las razones que escuchen y argumenten las suyas con hechos. Esa es la verdadera campaña. Tomen a su candidato con seriedad y no como la solución de último minuto.

Quiero pensar que en el Perú nunca nada está dicho sino hasta el último segundo; y que las reglas que rigen al resto del mundo (y al universo), en el Perú simplemente toman un curso distinto, único; paradójico. PPK si estás leyendo esto, haz tu magia.

En las palabras inmortales de J.C.H. Miller: “Que Dios nos ayude.”

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