Así como hay un momento para comer y dormir, en la vida debe haber un momento para madrugar, definitivamente. No me refiero necesariamente a empezar el día más temprano, aunque es una alternativa muy productiva; la recomiendo. Me refiero a pasar un momento del día durante la madrugada: Despertarse.
Despertarse en la madrugada no tiene comparación con hacerlo en cualquier otra ocasión del día. Existe algo simplemente hipnótico desde el momento en que uno abre los ojos (por las razones que sean) y surge esa primera duda de si aún se está soñando; claro, ya no se está volando como Superman, cazando muertos vivientes o tirando con la flaca que a uno le gusta; pero aún queda la sensación de haberlo estado haciendo unos segundos atrás. La desorientación puede ser muy inspiradora.
Luego, darse cuenta de que todo el mundo sigue durmiendo, crea definitivamente la fantasía de ser el único (en la casa, la ciudad... el universo). Sospecho que es esta soledad, combinada con el silencio y la oscuridad (¿el silencio de la oscuridad? ¿la oscuridad del silencio?), la que crea en la madrugada la ocasión perfecta para abstraerse y crear (y pensar huevadas también). Voy a tratar de que un tema mandatorio en cada una de mis madrugadas sea lo que hice ayer, lo que voy a hacer hoy y cómo atenderá mis planes para mañana. La madrugada también es el momento perfecto para imaginar que hay vida sobrenatural y que puede manifestarse en ese instante (como dije, pensar huevadas también).
Luego, darse cuenta de que todo el mundo sigue durmiendo, crea definitivamente la fantasía de ser el único (en la casa, la ciudad... el universo). Sospecho que es esta soledad, combinada con el silencio y la oscuridad (¿el silencio de la oscuridad? ¿la oscuridad del silencio?), la que crea en la madrugada la ocasión perfecta para abstraerse y crear (y pensar huevadas también). Voy a tratar de que un tema mandatorio en cada una de mis madrugadas sea lo que hice ayer, lo que voy a hacer hoy y cómo atenderá mis planes para mañana. La madrugada también es el momento perfecto para imaginar que hay vida sobrenatural y que puede manifestarse en ese instante (como dije, pensar huevadas también).
Recomiendo las 3:00; las 4:00, como máximo. Suficiente tiempo para disfrutar cualquier pensamiento y retomar luego un sueño breve antes de comenzar el día. Suficiente tiempo también para perderse en una buena idea y continuarla hasta que los primeros trinos de los carros y las primeras bocinas de los pájaros lo echan todo a perder.
Hoy, por ejemplo, pensé en el día que me espera, pero sobretodo en la noche que le sigue; casi no puedo esperar para despertarme otra vez.